Coto Laurel
El cuatro
descansa,
en la esqina,
desvelado.
En la dulce
e distante luz
de su sonido
veo mi pasado.
El paso lento
nos da el tiempo
con ayuda
de la vía
maternal,
tan vital,
a pasar el tiempo,
acompañados
por sus vestidos
colorosos,
y con su mano suave,
y gentil desde
el curso natal.
Los discos giran,
el radio suena.
En las notas
me lleva el aire,
a andar,
caminar
y correr.
Las cañas verdes
moviendoses
al aire libre
cubren el horizonte,
y con el mar del
cielo azul
marcan las orillas
de ese nuestro
mundo.
El olor
de pan fresco
en la mañana
el sol
pintando
la bodega
una bien venida
a su entrada
Topos,
amarillos,
azules y verdes.
Dulces a centavo,
cicatriz de anillo
en mi brazo,
un recuerdo
de mi prima.
Un techo
verde,
alto y fresco
quenepas
llenas
dan sombra
sobre
el río que crece,
que viene el río,
sí,
el río viene,
descansa,
en la esqina,
desvelado.
En la dulce
e distante luz
de su sonido
veo mi pasado.
El paso lento
nos da el tiempo
con ayuda
de la vía
maternal,
tan vital,
a pasar el tiempo,
acompañados
por sus vestidos
colorosos,
y con su mano suave,
y gentil desde
el curso natal.
Los discos giran,
el radio suena.
En las notas
me lleva el aire,
a andar,
caminar
y correr.
Las cañas verdes
moviendoses
al aire libre
cubren el horizonte,
y con el mar del
cielo azul
marcan las orillas
de ese nuestro
mundo.
El olor
de pan fresco
en la mañana
el sol
pintando
la bodega
una bien venida
a su entrada
Topos,
amarillos,
azules y verdes.
Dulces a centavo,
cicatriz de anillo
en mi brazo,
un recuerdo
de mi prima.
Un techo
verde,
alto y fresco
quenepas
llenas
dan sombra
sobre
el río que crece,
que viene el río,
sí,
el río viene,
a vigilar
los Laurel
a el canto
de el cuatro.
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