Anduvimos
En Ponce nos conocimos
debajo del sol brillante y caliente de la isla
al lado de la promesa de lo verde de las palmas,
cerca de los juegos de las olas azules de las playas blancas,
caminando con la ayuda del socorro de las sombras.
Yo a la edad de cinco
con él a mi lado,
y, juntos
por la Calle de Melero hacia mi escuela andabamos.
Nuestras discusiones como un abrazo de palabras y miradas.
Su voz gentil y alegre con un toque de humor en sus ojos.
Me recuerdo de tener que mirar hacia arriba para ver su rostro tan alto.
Mi futuro,
largo,
y desconocido,
y en la brisa suave del recuerdo
que me trae a ese momento,
allí anduvimos.
De eso pienso hoy.
Despidiendome,
lo montamos en un coche.
Llevaron a mi papá anoche.
Noté las placas del coche cuando lo llevaron,
cuando se fueron,
mi herencia y mi papá,
disminuyendose en la falta
de luz en la noche,
mi esperanza convirtiendose en un sonido,
el escape del coche.
Todavía trato de comprenderlo.
Este circulo de la vida,
eso que tanto me gasta,
y me deja
con la pena de ver esta página
animarse como un recuerdo,
y a eso voy,
con la resurrección de una lágrima,
yo anidado en la sombra de esas palmas,
por él lloro.
debajo del sol brillante y caliente de la isla
al lado de la promesa de lo verde de las palmas,
cerca de los juegos de las olas azules de las playas blancas,
caminando con la ayuda del socorro de las sombras.
Yo a la edad de cinco
con él a mi lado,
y, juntos
por la Calle de Melero hacia mi escuela andabamos.
Nuestras discusiones como un abrazo de palabras y miradas.
Su voz gentil y alegre con un toque de humor en sus ojos.
Me recuerdo de tener que mirar hacia arriba para ver su rostro tan alto.
Mi futuro,
largo,
y desconocido,
y en la brisa suave del recuerdo
que me trae a ese momento,
allí anduvimos.
De eso pienso hoy.
Despidiendome,
lo montamos en un coche.
Llevaron a mi papá anoche.
Noté las placas del coche cuando lo llevaron,
cuando se fueron,
mi herencia y mi papá,
disminuyendose en la falta
de luz en la noche,
mi esperanza convirtiendose en un sonido,
el escape del coche.
Todavía trato de comprenderlo.
Este circulo de la vida,
eso que tanto me gasta,
y me deja
con la pena de ver esta página
animarse como un recuerdo,
y a eso voy,
con la resurrección de una lágrima,
yo anidado en la sombra de esas palmas,
por él lloro.
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